En invierno nuestra piel enfrenta agresiones como el frío, el viento y la calefacción, lo que la deja más seca y sensible. Para protegerla y mantenerla saludable es fundamental adaptar nuestra rutina facial a estos cambios. Un punto importante es utilizar productos naturales para que cuiden tanto de nuestra piel como del medio ambiente.
La importancia de una buena limpieza.
El primer paso en todas las rutinas faciales es limpiar el rostro con productos que no contengan químicos agresivos. Los limpiadores ecológicos y naturales, como el agua micelar de origen vegetal, eliminan las impurezas sin resecar la piel ni alterar su equilibrio natural. Al estar libres de parabenos y sulfatos, respetan la barrera protectora de la piel y previenen irritaciones.
Hidratación profunda
Las cremas hidratantes naturales ofrecen una hidratación profunda y duradera, ya que están formuladas con ingredientes como aceites vegetales y mantecas naturales que nutren la piel desde dentro. Además, los productos ecológicos no contienen sustancias tóxicas ni microplásticos, lo que reduce el riesgo de alergias y favorece una piel más suave y flexible durante el invierno.
Las cremas reafirmantes, enriquecidas con ingredientes como el hinojo o el té verde, aportan propiedades antioxidantes y tonificantes. Estos ingredientes de origen natural ayudan a combatir la flacidez y mantener la piel firme, a la vez que protegen contra el envejecimiento prematuro sin perjudicar el ecosistema.
Autocuidado en casa
Utiliza una mascarilla de arcilla verde una vez por semana para mantener los poros limpios y la piel equilibrada. La arcilla verde de origen marino es rica en sales minerales y oligoelementos naturales. Es excelente para purificar la piel, eliminando toxinas y controlando el exceso de grasa. Es una buena manera de tomarte un momento relajante para ti mientras cuidas tu piel.
Optar por productos bio en nuestra rutina de invierno no solo beneficia nuestra piel, sino también el planeta.