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Sabores orientales: un viaje por la tradición culinaria asiática.
La cocina oriental, famosa por su diversidad y profundidad de sabores, es un reflejo de culturas ricas y milenarias que ha influido en la gastronomía global.
Caracterizada por su enfoque en el equilibrio, tanto en sabor como en nutrición, la gastronomía oriental combina ingredientes frescos y técnicas de cocción que preservan los nutrientes. Uno de sus hitos más importantes es respetar la armonía entre los cinco sabores fundamentales: dulce, salado, agrio, amargo y umami. Hoy en día, la tendencia de incorporar productos bio en las recetas tradicionales orientales está en auge, lo que no solo añade un valor nutricional, sino que también promueve una alimentación más consciente.
Explorar las cocinas de China, Japón, Corea, Vietnam y Tailandia te dará ideas para preparar platos nutritivos, diferentes y sabrosos para los meses de más frío.
Cocina china: diversidad y tradición milenaria
La cocina china es una de las más antiguas y variadas del mundo. Su diversidad se refleja en sus ocho grandes tradiciones culinarias que incluyen la cocina de Sichuan, con sus sabores picantes y su uso abundante de chiles y pimienta, y la cocina cantonesa, famosa por su dim sum y su enfoque en resaltar el sabor natural de los ingredientes. Si el arroz es la base de la cocina china, los fideos son otro de los grandes clásicos. De hecho, una gran cantidad de platos los tienen como protagonista y los usan fritos con otros ingredientes o en sopas y guarniciones.
La salsa de soja es otro ingrediente importante en esta cocina, es esencial para marinados, salsas y adobos aportando el profundo umami que caracteriza a muchos de sus platos. Escoge una que sea bio y elaborada con el método tradicional.
Cocina japonesa: simplicidad y estética.
La gastronomía japonesa es mundialmente conocida por su estética minimalista y su atención al detalle, donde la calidad y la pureza de los ingredientes son fundamentales. El arte del kaiseki, una forma de alta cocina que sigue las estaciones, destaca por su enfoque en la frescura y la presentación de los alimentos.
Uno de los platos más icónicos del país nipon es el ramen, una sopa de fideos que ha conquistado paladares en todo el mundo. Para elaborarla se usan unos fideos especiales con el mismo nombre. Los puedes encontrar en la forma tradicional: elaborados con harina de trigo, agua, sal y kansui o aptos para celiacos hechos con arroz. Se caracterizan por tener una elevada elasticidad.
El miso, otra piedra angular de la cocina japonesa es una pasta de soja fermentada que se utiliza para preparar sopas y adobos. Es el resultado de la maduración, de aproximadamente un año de duración de soja, sales y cereales efectuada en grandes tinas de cedro. Este proceso da origen a una pasta oscura y sabrosísima. Elige uno que no esté pasteurizado para conservar todas sus propiedades. Es muy importante que en la elaboración de la receta el miso no hierva para no perderlas con el calor.
Las algas, esenciales en la dieta japonesa, son ricas en minerales como el yodo, que es vital para el metabolismo, se pueden añadir a ensaladas, sopas para remineralizarlas o para preparar sushi.
Cocina coreana: fusión y cultura del fermentado
La cocina coreana es famosa por su vibrante mezcla de sabores y sus fermentados como el kimchi o el gochujang. Estos ingredientes no solo aportan sabor, sino que también son conocidos por sus beneficios para la salud digestiva.
El kimchi es un fermentado de col y otras verduras condimentado con ajo, jengibre y chile en polvo, es un acompañamiento indispensable en todas las comidas del país. Además, se puede incorporar en una gran variedad de platos como el guiso kimchi jjigae o arroces y fideos salteados para aportar su característico sabor picante y ácido que equilibra cualquier comida.
Otras cocinas orientales con frescura y ligereza en cada plato.
La cocina vietnamita destaca por el uso abundante de plantas frescas y vegetales crujientes que contrastan con sabores más ricos como los de las salsas. El pho, la sopa de fideos de arroz más icónica de Vietnam es un claro ejemplo.
La cocina tailandesa es conocida por su capacidad para equilibrar los sabores dulces, salados, agrios y picantes en un solo plato. Desde los curry hasta los pad thai, cada bocado es una experiencia. La leche de coco se utiliza en una gran variedad de platos de esta cocina desde currys hasta sopas como el tom kha kai (sopa de pollo con coco). Su riqueza en grasas saludables convierte cualquier plato en una delicia cremosa.
El tempe es originario de Indonesia y se ha sido adaptado a las distintas cocinas como una fuente de proteína vegetal. Este fermentado de soja se puede saltear con vegetales de temporada para crear un plato rico y es un buen recurso como sustituto de la carne en algunas recetas.
La cocina oriental, con su rica historia y diversidad, ofrece una plataforma ideal para explorar la comida bio, proporcionando platos que son tanto un deleite para los sentidos como un compromiso con un estilo de vida saludable.