Un postre de finales de verano, bonito a la vista y delicioso al paladar, con una irresistible cobertura de higos, miel y nueces.

Para la base:
180 g de galletas de avena tipo digestive
40 g de copos de avena
90 gramos de mantequilla

Para la crema:
450 g de ricota
150 g de yogur griego
4 huevos grandes
150 g de azúcar de caña
Zumo y ralladura de un limón sin tratar 1 pizca de sal

Adornar:
8 higos
30 g de miel de flores silvestres
30 g de nueces

1.Para la base, picar las galletas con una picadora hasta obtener una consistencia harinosa. Derretir la mantequilla y añadirla. Mezclar hasta obtener una mezcla compacta.
2.Forrar la base de un molde desmontable de 25cm de diámetro con papel de horno.
3.Verter la mezcla de galleta en el molde y formar una base de espesor uniforme con el dorso de una cuchara.
4.Para preparar la crema de ricotta. Separar las yemas de las claras y colocarlas en dos tazones grandes. Con unas varillas eléctricas, batir las yemas con el azúcar moreno hasta obtener una mezcla ligera. Tamizar la ricota y añadirla a la mezcla, agregando también el yogur griego, la ralladura de limón y el zumo. Mezclar todo junto con una espátula.
5.Con unas varillas eléctricas, batir las claras a punto de nieve con sal. Incorporar la clara de huevo batida a la crema de ricotta, revolviendo lentamente de abajo hacia arriba.
6.Verter la mezcla sobre la base de galleta y cocinar en horno estático a 170°C durante unos 50 minutos. Una vez horneado, dejar reposar en el frigorífico al menos 2 horas, luego decorar con los higos cortados en gajos y miel, dejándola caer con la punta de una cucharadita. Espolvorea el bizcocho con nueces picadas en trozos grandes y servir frío.